Me atrevo a agregar al antiguo refrán siguiente cierta modificación:
“De los errores se aprende”
Modificación: “De los errores se aprende siempre y cuando nos ajustemos a la idea de querer aprender y querer superarnos”.
Los “no puede ser”; “tengo miedo”; “¿que pasaría si hago…?”; “la gente no comprende”; “no vale la pena”; “no tengo tiempo” y otras coartadas verbales similares paralizaron muchas veces mi iniciativa, mi entusiasmo, mi incentivo, etc.; manteniéndome en la batalla mental detrás y fuera de una cortina de hierro, desvaneciendo cualquier imagen creada por mis sueños y objetivos.
Sin duda alguna la experiencia ha sido mi más grande y severo maestro…
Después de todo dicen que el budín se prueba comiéndolo ¿no?...
1 comentario:
Equivocarse es sanísimo, sobre todo cuando uno encuentra la forma de perdonarse, je. Que bueno que sigas con el blog, saludos!
Publicar un comentario