jueves, 8 de octubre de 2009

Hágalo, equivóquese, y vuelva a hacerlo Ud. mismo.

Me atrevo a agregar al antiguo refrán siguiente cierta modificación:


“De los errores se aprende”


Modificación: “De los errores se aprende siempre y cuando nos ajustemos a la idea de querer aprender y querer superarnos”.


Los “no puede ser”; “tengo miedo”; “¿que pasaría si hago…?”; “la gente no comprende”; “no vale la pena”; “no tengo tiempo” y otras coartadas verbales similares paralizaron muchas veces mi iniciativa, mi entusiasmo, mi incentivo, etc.; manteniéndome en la batalla mental detrás y fuera de una cortina de hierro, desvaneciendo cualquier imagen creada por mis sueños y objetivos.


Sin duda alguna la experiencia ha sido mi más grande y severo maestro…



Después de todo dicen que el budín se prueba comiéndolo ¿no?...


1 comentario:

Por Noralí Moreyra dijo...

Equivocarse es sanísimo, sobre todo cuando uno encuentra la forma de perdonarse, je. Que bueno que sigas con el blog, saludos!